Por qué se celebra el Día de la Tradición cada 10 de noviembre
Cada año, el 10 de noviembre, en nuestro país se celebra el Día de la Tradición. Para mucha gente, la fecha aparece asociada a imágenes conocidas: un mate que se comparte al sol, un pañuelo blanco flameando en un escenario de peña, la tonada de una chacarera que irrumpe en la tarde. Pero detrás de esas escenas se encuentra una historia profunda sobre quiénes somos como sociedad y cómo elegimos recordarlo.
La elección del día no es casual. Se tomó en homenaje al nacimiento de José Hernández, autor de Martín Fierro, una obra que marcó la literatura argentina y ayudó a construir la figura del gaucho como símbolo de libertad, lucha y pertenencia.
Publicado por primera vez en 1872, el poema épico acompañó generaciones que encontraron en sus versos una voz clara contra las injusticias y un modo de describir la vida sufrida y cotidiana del hombre de campo.
Un símbolo que sigue vivo
Sin embargo, reducir la tradición sólo al gaucho sería simplificar algo mucho más amplio. Tradición, en este caso, no significa quedarse quietos en el tiempo ni repetir costumbres sin preguntarnos por qué.
Hablar de tradición es hablar de transmisión: aquello que nos llega de quienes estuvieron antes y que elegimos seguir compartiendo.
Se trata de prácticas, músicas, comidas, palabras, gestos cotidianos y también formas de estar juntos. Es el asado del domingo como excusa para verse. Es la payada (quizás hoy también devenida en Trap) que improvisa una historia. Es la ronda donde alguien enseña cómo se arma correctamente un mate sin necesidad de teorizarlo. Son esos detalles chiquitos que se graban en la memoria familiar y colectiva.
La tradición argentina, entonces, es un proceso vivo: cambia, se adapta, vuelve, se transforma. No es una vitrina con objetos antiguos, sino un pulso continuo de afecto y significado.
Martín Fierro hoy
Volver a Martín Fierro hoy puede parecer un gesto lejano, pero sigue ofreciendo claves. La obra cuenta la historia de un hombre arrastrado por circunstancias injustas, que lucha por sostener su dignidad en un mundo que no siempre lo contempla. Esa sensación de “hacerse desde abajo” todavía persiste en la identidad argentina, tanto en el campo como en la ciudad.
Además, la figura del gaucho está siendo recuperada y resignificada por múltiples expresiones culturales contemporáneas: desde la moda y el diseño hasta la música fusión que mezcla folklore con electrónica o rap.
Jóvenes de distintas provincias recrean zambas en TikTok, grupos de danza llevan malambo a escenarios internacionales, y el mate se globaliza como símbolo de una manera de estar juntos.
Hoy, la tradición no se observa ya tanto desde la nostalgia, sino como un puente. Ofrece algo esencial en tiempos vertiginosos: una sensación de continuidad. Recuerda que pertenecemos a una historia que no empezó con nosotros y que tampoco termina acá.
Celebrar el Día de la Tradición es, en última instancia, agradecer lo que heredamos y preguntarnos cómo queremos transmitirlo a las próximas generaciones. Porque lo verdaderamente tradicional no es lo que se conserva intacto, sino lo que sigue propiciando encuentro.
Fuente: Infocielo.
