Detectan en el conurbano tres mutaciones de mosquitos del dengue más resistentes a los insecticidas
Investigadores del Laboratorio de Neurobiología de Insectos (Cenexa-Greg) detectaron tres mutaciones genéticas en mosquitos Aedes aegypti, transmisores del dengue, que los hacen más resistentes a los insecticidas en el conurbano bonaerense. Este descubrimiento cobra relevancia en un contexto de alarma ante la posible llegada de una grave epidemia de dengue en la región. Las mutaciones dificultan la efectividad de los piretroides, los únicos insecticidas aprobados por ANMAT para uso sanitario, lo que obliga a emplear dosis cada vez más altas.
Los científicos observaron que estas mutaciones, previamente detectadas en otras partes de América, se han extendido por el área metropolitana de Buenos Aires, lo que representa un desafío en el control de la población de mosquitos. Este hallazgo surge de estudios realizados entre 2018 y 2023, donde se encontró que gran parte de los mosquitos de la región ya presentan estas mutaciones, complicando aún más la lucha contra el dengue en la provincia de Buenos Aires.
La causa de la resistencia
Una de las hipótesis que contemplaba el grupo es que fuesen las fumigaciones las causantes de la mayor presencia de mutaciones: al establecer una mayor presión de selección sobre las poblaciones, se van seleccionando las variantes resistentes.
Como el uso de insecticidas aumenta cuando hay muchos casos de dengue, y para comprobar si este mecanismo evolutivo podría ser el responsable, los investigadores correlacionaron la cantidad de casos de dengue reportados en cada lugar de muestreo con la frecuencia de mutaciones de resistencia. El resultado es muy elocuente: muestra que, en las localidades con más casos, hay más mosquitos resistentes.
¿Cuánto más resistentes son los nuevos mosquitos mutantes? Hay dos parámetros que se emplean en el laboratorio para cuantificar cuánto más resistentes son los mosquitos portadores de estas mutaciones. Por un lado, se evalúa la respuesta toxicológica, recolectando huevos de las zonas muestreadas y -una vez convertidos en mosquitos adultos- exponiéndolos a una dosis establecida de piretroides, llamada dosis discriminante, para contabilizar cuántos sobreviven. Estos ensayos se hacen en el Cepave o en el ANLIS Malbrán. Por otro lado, existe también la forma molecular de cuantificar la resistencia que consiste en la evaluación de la frecuencia de mutaciones génicas.
¿Se puede volver atrás?
La buena noticia es que estas mutaciones se podrían revertir. Si las poblaciones de mosquitos en las que no todos los individuos fueran resistentes dejaran de estar expuestas a los piretroides por un tiempo, podrían volverse susceptibles.
“Existe una suerte de compromiso. En presencia de piretroides en el ambiente, las mutaciones le confieren una ventaja al mosquito, pero a su vez son desventajosas en ausencia del insecticida. Así, en un ambiente libre de piretroides, la resistencia debería ir desapareciendo”, explicó Ons.
Sin embargo, la condición de eliminar el insecticida por completo no es simple de conseguir: “En el estado de San Pablo, en Brasil, luego de dejar de usarlo por 10 años para las fumigaciones sanitarias, encontraron que las mutaciones seguían presentes. Posiblemente se deba a que el uso de piretroides, doméstico o en la agricultura, no se discontinuó.”
Para controlar a los mosquitos, Ons consideró que “lo ideal es hacer un manejo integrado, usando otras estrategias antes de llegar a los insecticidas”. “El descacharrado, que deja al mosquito sin lugares de cría, es fundamental. Las fumigaciones deben reservarse sólo como modo de control de brotes, y no hacerse durante toda la temporada de mosquitos”, explicó. (DIB)