Juan Rova, un ejemplo para copiar en el barrio «El Amanecer»
Aunque muchos podamos considerar que vivimos en una sociedad cada vez más fragmentada e individualista, aún se encuentran personas que con el solo objetivo de ser solidarios y hacer el bien , lo dejan todo. Esta es la historia de Juan Rova más conocido como “El Negro Loza” en el barrio “El Amanecer”, quien desde hace muchos años se encuentra trabajando en un predio que se ubica en calle San Lorenzo al 2700 , cerca del riacho San Pedro. Su sueño es poder brindarle a los niños de la zona un espacio en donde puedan jugar libremente.
Conversamos con él y nos contó cómo surge el proyecto: “Esto empezó en 1982, arrancamos con dos muchachos, Larrea y Cáceres, pero se les complicaba para venir a trabajar acá así que fui quedando solo. Fueron pasando los años y recibí la ayuda del intendente Farabolini, luego falleció , lamentablemente , porque era un gran colaborador; nos enviaba materiales como ladrillos y cosas para levantar un quincho. Después este muchacho Larrea consigue un subsidio de la Provincia a través de Cafiero que vino destinado acá y los usamos para hacer el quincho y pagar camionadas de tierra , ya que esto era muy bajo”.
Y continuó: “Empecé con un amigo muy bueno, un comisario retirado, me donó la tierra”… “y la parte municipal me puso a disposición las máquinas, es decir que nosotros teníamos que pagar las camionadas y así fuimos levantando esto .
De ahí empezamos con el proyecto de hacer juegos, fueron cambiando los intendentes cada uno me fue dando una mano. Germán López me trajo estos juegos que tienen más o menos 18 años y que los cuidamos mucho”.
Ya durante el Gobierno del Dr. Sánchez se pudo construir el quincho, “con una donación de una persona de entre 20 o 30 sábalos y ahí me dije yo esto es lo que voy a hacer para los chicos, vamos a tener una despedida de año, entonces fui a pedir un poco de cosas como juguetes. Reuní 40 chicos esa noche y de ahí en más fue lechón, yo criaba chanchos y dejaba dos ó tres lechones para ellos”.
Con el correr del relato la voz de Rova se fue quebrando y narró algunos momentos duros de su niñez: “¿sabés por qué hago esto?, porque tuve una infancia muy mala y terrible. A los 6 años ya estaba en un reformatorio lejos de mi familia , y eso me llevó a querer hacer esto, siempre fue mi sueño, hacer cosa s para los pibes, lo nunca hicieron por mí.
Y enseguida agregó: “Nunca me he podido olvidar del maltrato en los reformatorios”… “en San Nicolás no era tanto porque tenía mi familia cerca y alguno me iba a visitar. Cuando alguien te va a visitar, ellos te respetan más, no se atreven a maltratarte, pero cuando me trasladaron a San Pedro porque nosotros nos escapábamos ., Acá fue un verdadero calvario, no iba nadie a visitarnos ni mi padre, ni mi madre, ni nadie; desaparecieron todos. Eramos dos hermanos y estábamos juntos . De acá nos escapábamos porque no nacimos para estar encerrados , yo quería una familia, no un reformatorio con cuatro paredes y chicos que se golpeaban”.
Rova recordaba su niñez con mucho dolor, mientras la angustia lo invadía: «Luego a mi hermano lo trasladan y quedo yo solo , así fue que me fui y me crio con un hombre en el campo, porque a lo último me escondía en las estancias esto era en los años ‘52, ‘53, ‘54 y así se olvidaron de mi, el juez y todos. Entonces me cria este hombre de campo solo, que me dio más que mi padre y mi madre y ahí aprendí cosas, entre los animales y la naturaleza”.
Tras escuchar atentamente la narración de la dura niñez que le tocó vivir, volvió a referirse a su proyecto actual y a la espectativas que le genera el mismo: “A mí todos los intendentes me dieron una mano, todos me ayudaron, y no descarto que el intendente actual haga lo mismo en un futuro no muy lejano. No tengo el gusto de conocer a Guacone pero ya lo conoceré algún día. Todos fueron muy solidarios, no los voy a criticar porque pienso que por ahí no se enteran de cosas que quedan en la puerta cuando hablan con otros”.
Fue una dolorosa etapa y luego como la esperanza se abrió paso: “Un día apareció Andrés Calvo, yo tenía un problema de cáncer (Loza se quiebra emocionalmente), yo estaba mal, muy mal, no tenía maquinas, no tenía combustible, la hija que me ayudaba el trabajo no le rendía y apareció Andrés y me dijo: ‘Negro, yo te voy a dar una mano, vamos a ver qué podemos hacer acá, nos vamos embarcar juntos a hacer algo por este lugar, yo veo que vos has hecho mucho por estos chicos son muchos años y te han dejado solo y bueno no te va faltar máquina y te voy a dar un sueldito para que puedas vivir’ y bueno me puso contento. Me ocupé más de mi trabajo que de mi enfermedad, fue pasando el tiempo, me fueron saliendo las cosas bien, esto cambió. Estaba limpito, el pasto corto y luego me lo presentó a Bennazar , una gran persona, yo estaba en una soledad tremenda y aparece esta gente y se logran conseguir cosas a través del Rotary Club, Bennazar es impresionante, muy amable no tenemos con qué pagar, porque todo lo que vos haces por los chicos es bueno, es sano”.
Actualmente se construye una Sala de 1º Auxilios y un quincho, con respecto a este último, expresó: «Tenemos un propósito de poder cerrarlo para que se pueda usar para invierno y verano y poder festejar los cumpleaños de los chicos… también para reuniones de la comisión y para hacer entre semana reuniones con los pibes , darles charlas, consejos, hablar con ellos porque viste como está la calle. Yo he sacado chicos de la droga y chicos violentos. Yo les he hablado, les digo yo nunca tuve la suerte de tener un papá o una mamá como vos, vos vas a la escuela y tu mamá te dice pórtate bien y te da un besito. Entonces lo que ustedes tienen que aprender es a valorar a las madres, porque ustedes piden pero no dan. Acostúmbrense, cuando llega mami de trabajar, lo primero que tenés que hacer es darle un beso, darle cariño, abrazarla y entonces yo les digo: ‘¿hacen eso ustedes? y ellos dicen: ‘si, nos cambio la vida somos más compañeros y más compinches’.
“Hoy soy feliz, la enfermedad desapareció, tomé pastillas durante un año y el cáncer desapareció gracias a Dios, dios me dio la vida y ahora con más razón quiero laburar acá quiero seguir haciendo cosas, quiero hasta que me muera luchar con esto porque lo más hermoso que hay es estar acá con los pibes”, finalizó Rova.
Por su parte, Alejandro Bannazar, presidente del Rotary Club de nuestra ciudad, contó como la institución tomó contacto con Rova: “nos escribe una carta muy linda, habla de la generosidad, fuimos y hablamos con él, nos contó la historia y nos explicó que es lo que necesitaba . le dimos parte de solución al proyecto que ellos tenían de colaborar con una salita y después nos dijo que quería hacer un especie de lugar para festejar los cumpleaños de lso chicos, algo lindo para contenerlos. Nos sentimos identificados con la idea y le dijimos que íbamos a hacer un proyecto para armarle el quincho y en todo aquello que pudiéramos colaborar y pusimos un término de 60 días”.
Y agregó Bennazar : “De ahí se suman varias personas, más allá de los que colaboraron con el quincho, grupos de personas que donaron las mesas y sillas para el mismo ó como Fernando Gordó, que a su vez donó un termotanque y otras cosas para la sala . EL domingo surge que Loza quiere festejar con los chicos el día del niño y pedimos colaboración a distintas personas y distintos empresarios”, expresó Bennazar.
Por último el presidente del Rotary indicó: “Lo importante de esto es que la noticia buena se contagió, todo el mundo empezó a colaborar y el fin de semana (del día del niño) se juntó un centenar de chicos, todo en un ambiente muy lindo y por sobretodo muy familiar. En el barrio ya se ha contribuido con América, hemos ayudado con una computadora, intentamos armar una biblioteca virtual, conseguimos contribuciones para un comienzo de asfalto, y hemos hecho bastante cosas en el lugar y nos sentíamos identificados”.
Fotos Día del Niño. Gentileza Sergio Ortega