Fray Cayetano Rodríguez (Acuerdo Cívico y Social)

En el año del Bicentenario, FRAY CAYETANO JOSÉ RODRÍGUEZ, todavía no ha recibido la atención y el respeto que merece este verdadero prócer sampedrino que nos proponemos destacar. Se aproxima el 9 de julio, fecha de nuestra Independencia y queremos proponer este documento a las autoridades educativas locales para que lo difundan entre los alumnos de nuestro Distrito, a las autoridades políticas para que lo citen y mencionen en los actos que seguramente han preparado para la fecha si es de su estima hacerlo, y a su vez lo difundimos para revalorizar tamaña personalidad de nuestra historia.
A continuación, brindamos una reseña biográfica que marca la importancia de su vida y obra:
Fray Cayetano José Rodríguez ha sido una figura prominente en los primeros tiempos de la patria, debido a su activa participación en los sucesos políticos y culturales que le tocó vivir. Sin embargo no ha tenido la atención historiográfica merecida, ya que son pocos los trabajos de investigación sobre su persona .
Nació en el «Rincón de San Pedro», cuando nuestra hoy ciudad era un pequeño poblado fundado hacia 1750 por iniciativa del Dr. Francisco Goycochea contando con la laboriosidad del Convento Franciscano, donde hoy se encuentra el Palacio Municipal. Los religiosos tenían aulas de primeras letras, y desde 1805 una cátedra conventual de latín y retórica, que funcionó hasta la reforma de Rivadavia en 1822. En ese marco la ley del 27 de febrero de 1825 destinó el convento para hospicio de educación. Nuestro biografiado nació en 1761, y es posible que haya cursado sus primeras letras en el Convento Franciscano de San Pedro.
Se ignora la fecha en que llegó a Buenos Aires para ingresar en la Orden de los Menores, pero se sabe que en 1777, a los 16 años, tomó hábito de novicio, y que profesó como religioso el 13 de enero de 1778.
Se ordenó como sacerdote a la edad legal de 22 años, de mano de José Antonio de San Alberto, el famoso obispo de Córdoba.
En función pastoral, fue durante más de veinte años director espiritual de las monjas Catalinas y Clarisas.
Dictó clase en Montserrat en 1872 y años más tarde en el Convento de San Francisco de Buenos Aires, ejerciendo la regencia y dictando la Cátedra de Teología de Prima.
Se sabe que escribió de puño y letra las lecciones del Curso de Lógica dictado en 1796 y que también tuvo a su cargo cursos de Física y Metafísica.
En suma, su permanencia en Córdoba, ya bajo la regencia franciscana, se extiende de 1781 a 1790 y luego se traslada a Buenos Aires.
Hay que destacar la protección que brindó como maestro a muchos patriotas, a Mariano Moreno, por ejemplo, labor que reconoce su anticlerical hermano Manuel y que se trasunta tanto en su actividad literaria como en su compromiso político y social.
Con respecto a la actividad literaria de Rodríguez, hay que señalar que desde joven fue aficionado a la poesía; se sabe que por encargo de un prelado escribió un poema en octavas (Córdoba, febrero de 1790) sobre María Ojeda, quien perdió a su marido en el levantamiento de Tupac Amarú y tomó el velo en su monasterio de allí.
En 1807 escribió un poema con motivo de una resolución municipal de Buenos Aires, que liberó por sorteo público a los esclavos que tomaron parte en la defensa de la ciudad asediada por los ingleses.
En esta época compuso también dos piezas de oratoria sagrada: los panegíricos de San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán, pronunciados en la Iglesia Franciscana el 4 de octubre de 1797.
Producida la revolución de 1810, escribió numerosas canciones patrias, entre las cuales se considera el mejor «El sueño de Eulalia contado a Flora». En cambio, su oda en homenaje a Alvear, inspirada por la toma de Montevideo (1815) le valió una censura por lo exaltado de los versos.
Escribió también una «Canción encomiástica» a San Martín por Chacabuco y Maipú.
Una tradición dice que presentó un poema titulado «Himno a la Patria», en concurso con el de Vicente López, ante la Asamblea de 1813. En efecto, la Asamblea encargó a ambos componer un himno, pero es dudoso si Cayetano concurrió al certamen.
Escribió varios sonetos, como «A una moza pintora», «A una moza muy hablativa», «A la memoria del Dr. Mariano Moreno», «Al Río de la Plata», «A Moldes», etc.
Como pieza oratoria de esta época se destaca el elogio fúnebre a Manuel Moreno, en ocasión de sus exequias en Buenos Aires.
También fue muy activa la participación de Rodríguez en los sucesos políticos revolucionarios. Fue uno de los más fervientes partidarios del pronunciamiento de 1810, lanzando un manifiesto donde justifica la revolución en virtud de las vejaciones sufridas por América.
Fue primer Conservador de la Biblioteca Nacional, por nombramiento de la Junta Gubernativa de 1812, cargo que desempeñó hasta 1814. En la Gazeta de Buenos Aires, en 1810, edición del jueves 13 de septiembre, encontramos un artículo titulado EDUCACIÓN, firmado con el seudónimo Veritas. Algunos autores indican a Mariano Moreno como autor, otros a Manuel Belgrano, puesto que ya había publicado sobre el tema en su periódico Correo de Comercio, utilizando el mismo epígrafe. En dicho escrito leemos, entre otras cosas, lo siguiente: “… ha resuelto la Junta formar una Biblioteca Pública, en que se facilite a los amantes de las letras un recurso seguro para aumentar sus conocimientos. Las utilidades consiguientes a una Biblioteca Pública son tan notorias, que sería excusado detenernos en indicarlas…”-“… por fortuna tenemos libros bastantes para dar principio a una obra, que crecerá en proporción del sucesivo engrandecimiento de este pueblo. La Junta ha resuelto fomentar este establecimiento…”, “… nombrando desde ahora por Bibliotecarios a el Dr. D. Saturnino Segurola y al Rvdo. P. Fray Cayetano Rodríguez..” y “… nombra por protector de dicha Biblioteca al Secretario de Gobierno Dr. Mariano Moreno…”. De este texto se desprende que el doctor Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodriguez, fueron los primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la independencia de la República.- Se contaba sólo con un local y dos bibliotecarios. Eran cinco habitaciones en los altos de la esquina de las hoy calles Moreno y Perú. Por entonces eran las calles de la Biblioteca y de los Representantes. Los dos bibliotecarios, en orden jerárquico: Fray Cayetano Rodríguez y Presbítero Saturnino Segurola. A los pocos meses, en 1811, otro sacerdote, Luis José Chorroarín, reemplazó a Cayetano Rodríguez. Los cargos se denominaban primer y segundo bibliotecario. Y esto era todo; a partir de allí el ingenio tendría que ser el principal capital. Y lo fue.” (Extracto de El Negro de la Biblioteca; por José Luis Trenti Rocamora).
Formó parte de la Asamblea de 1812, disuelta a instancias de Rivadavia (secretario del Triunvirato) a pocos días de instaurada.
Por votación popular fue miembro de la Asamblea de 1813, convocada por el Triunvirato surgido de la revolución del 8 de octubre de 1812, la cual le confió el Redactor de la Asamblea. Posteriormente fue miembro del Congreso de Tucumán y en tal carácter es uno de los firmantes del Acta de la Independencia del 9 de julio de 1816, cuya redacción le ha sido atribuida, aunque sin pruebas.
El 1 de julio de 1822 se suprimió el Convento de la Recoleta, para destinarlo a cementerio. También se estableció la igualdad de pensiones entre los miembros de la conventualidad, determinando que quien estuviese en desacuerdo quedara reducido a clero secular. Protestaron los Dominicos, los Mercedarios y los Betlehemitas, pero los Franciscanos guardaron silencio. Antonio Acevedo, Guardián franciscano, lanzó un manifiesto donde afirma que la igualdad de pensiones es conforme al espíritu franciscano de pobreza, y que la libertad para ser seculares es asunto de cada uno; peor para el que se va, porque en el siglo se sufre más. Sin embargo, Cayetano Rodríguez se lanza a la defensa de los derechos de los religiosos, escribiendo artículos en el periódico Oficial del día.
Fray Cayetano murió de apoplejía el 21 de enero de 1823, siendo sepultado en la Recoleta. El Argos le consagra un largo artículo necrológico, pero desde entonces su figura se diluye.
El 23 de enero de 1903, como un tardío homenaje, se inaugura su monumento, obra del escultor Joris, en las barrancas del Paraná, en su suelo natal, San Pedro.
Rodríguez fue sin duda un político, quizá incluso por vocación, pero fue también un hombre de estudio, versado en las letras clásicas y conocedor de los avances científicos de su tiempo.
Tradujo y anotó el libro del Abate Bonola Liga de la Teología moderna con la filosofía en daño de la Iglesia de Jesucristo, al que añade un prefacio dedicado al clero americano.
Como profesor de filosofía se desempeñó con probidad, sencillez y claridad, su producción  filosófica es exclusivamente académica, y fruto de su enseñanza en la Universidad de Córdoba y luego en el Convento de Buenos Aires. Dado que fue profesor de un trienio completo, dictó los cursos de Lógica, Física (General y Particular) y Metafísica.
Aunque Fray Rodríguez enseñó sólo durante la época colonial, es indudable que sus puntos de vista sobre la ciencia y su trasmisión académica trascendían la tradición escolástica en la que sin duda se formó y se acercaban a los que después fueron propios de las primeras reformas criollas. Fray Cayetano ya no participó en ellas, pero su adhesión a las mismas pueda colegirse no sólo de que en cierto modo trabajara en labores conexas, como la dirección de la recientemente creada Biblioteca Nacional, sino por el hecho significativo de que nunca cuestionó las reformas educativas de los «liberales» rivadavianos, incluso cuando contendió con ellos fuertemente por razones religiosas, como se ha visto.  Y si bien quienes inauguraron las nuevas épocas educativas en Argentina no lo han mencionado, ha sido un puente entre los logros reformadores de fines del XVIII y la nueva etapa. La generación que formó aprendió con él no solamente algunos aspectos puntuales de la ciencia moderna, sino y sobre todo, vislumbró cómo se puede ejercer un nuevo talante de pensamiento sin llegar a la heterodoxia o al panfleto.
Partidos Políticos que integran el ACUERDO CÍVICO Y SOCIAL: Partido Socialista, Agrupación Acción por San Pedro, Coalición Cívica -ARI; GEN y Unión Cívica Radical

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