El diputado nacional Mario Barbieri opinó respecto a la situación con Papel Prensa S.A.

Los argentinos asistimos a diario a la irrupción de numerosas noticias, algunas de las cuales se relacionan con el orden político institucional del país.

Detrás de ellas surgen aspectos vinculados con el quehacer de los ciudadanos, sobre quienes impactan directamente medidas que suelen ser arbitrarias, anunciadas en climas festivos, con tono prepotente, pese a las sospechas que generan por la veracidad de los hechos.

En muchos casos, resulta habitual que esas decisiones no sean consultadas a los principales interesados del problema en cuestión. Pasó con el sector agropecuario en el conflicto desatado por la Resolución 125. No se le preguntó a la gente de campo que opinaba sobre su contenido, que los ubicaba como los directos implicados.

También pasó con la medida que cancela la licencia de Fibertel. Nadie, una vez más, pensó en los miles de usuarios.

Es decir, se toman decisiones de espaldas a la realidad cotidiana de cada uno de nosotros, con irresponsabilidad, sin interesar las secuelas que dejan.

Sólo importa la jugada política, el impacto, el “daño al enemigo”.

En el conflicto con Papel Prensa S.A. ocurre algo similar. En la planta, ubicada en San Pedro, provincia de Buenos Aires, trabajan más de 500 personas, constituyéndose en una de las principales actividades para el desarrollo de la ciudad. Y en esta oportunidad tampoco se reparó en los trabajadores de la fábrica, ni en la incertidumbre que genera en todo un pueblo el cuestionamiento sobre una empresa que desde hace décadas es uno de los pilares fundamentales de la economía de la región, y que sostiene a cientos de familias, directa e indirectamente.

Es indudable que, un manejo desacertado de la empresa, para la comunidad de San Pedro implicaría un impacto social de relevancia. Y cuando se generan dudas, incertidumbres, se afecta el noble derecho de vivir en paz, que es en esta etapa lo que necesitamos los argentinos.

No duden que hay razones para esas incertidumbres. La prepotente intervención del Secretario de Comercio Interior, que como antecedente institucional presenta la destrucción de la credibilidad de un organismo como el INDEC, ente que gozaba de prestigio internacional. Asimismo, su intervención en la Papelera Massuh, de pésima administración, da una pauta del camino que podría tomar la embestida contra Papel Prensa S.A. Los métodos son siempre los mismos: la intimidación, el patoterismo y la provocación, que luego derivan en el desconcierto.

Pero, seamos claros, si hubo irregularidades o delitos de lesa humanidad relacionados con la compra de la empresa, como lo argumenta el Gobierno Nacional, que la Justicia lo determine, y lo juzgue con todo el peso de la ley.

Sin embargo, en esta disputa todo parece reflejarse en una simple ecuación: el control del papel para diarios por parte del Gobierno Nacional; la distribución discrecional del mismo, conforme a la afinidad que los medios tengan con el Poder Ejecutivo, como se hace actualmente con la publicidad oficial; y, por ende, un duro golpe a las garantías de las libertades, cuando la libertad de prensa y las políticas sobre ella deben estar por encima de los intereses particulares, evitando lesionarla o coartarla.

En el medio, los trabajadores de la planta. En el medio el estupor de toda una comunidad. En el medio, como siempre, los argentinos.

En la Honorable Cámara de Diputados de la Nación asistimos en estos días a un proyecto de declaración de “interés público” para la fabricación de papel para diarios. Es tan ambiguo, e impreciso, que por ejemplo, en su artículo 2º delega en el Poder Ejecutivo la elaboración de un proyecto que establezca el marco regulatorio de la producción de papel y pasta celulósica. Resulta inadmisible que sea el Gobierno Nacional quien controle el insumo principal para garantizar la libertad de expresión, que es justamente el contralor en las democracias desarrolladas.

En todo caso, ¿no se debería resolver el problema de la producción nacional de papel promoviendo medidas que la incrementen, alentando un mayor volumen al existente?

¿Es necesario darle premura a su tratamiento, como lo pretende el Gobierno Nacional?

La Argentina hoy requiere otras señales, otras premisas, otras decisiones que contribuyan a una mejor calidad de vida de los habitantes de este país. Eso significa darle la fuerza necesaria a otras declaraciones de interés público, como la lucha contra la inflación y la suba de precios, en desmedro del salario; la lucha contra la inseguridad; la falta de escuelas públicas; el empleo en negro; la desocupación; la brecha entre pobres y ricos que es cada vez mayor; la reivindicación por la salud; el sostenimiento de los hospitales públicos; la deserción escolar; el alto consumo de drogas de nuestros jóvenes; la falta de oportunidades para ellos; la lucha contra el narcotráfico; y tantas otras que se reflejan en el diario reclamo de la sociedad en su conjunto.

No es utilizando uno de los poderes del Estado como se da una “pelea personal”. Es precisamente utilizando a los poderes del Estado como se promueven transformaciones, con el debido marco institucional, que conducen a generar políticas en beneficio de la gente.

Papel Prensa S.A. no debe ser un trofeo para nadie, sino una fuente de trabajo para miles de personas, una usina económica para una ciudad y una productora de insumos para la libertad de expresión, que es “la garantía de las garantías” para que una sociedad se desarrolle armónicamente.

Mario L. Barbieri

Diputado de la Nación

Por la Prov. De Buenos Aires

Vecino de San Pedro

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