Problemas en el cobismo ante un Alfonsín en «ascenso»

La imagen de Julio Cobos está sufriendo una baja mes a mes, según lo reseñan los diferentes sondeos electorales, y si la cuestión no se detiene llegará a la disputa de las próximas elecciones “demasiado esmerilado”.
Esa conclusión se desprende con solo proyectar de acá a más de un año cualquiera de las encuestas de opinión que están dando vuelta, en donde demuestran que Cobos, tal vez al no encontrar un rol político definido, va perdiendo volumen.
En el radicalismo, paralelamente, no se desesperan por esa cuestión, porque comenzaron a observar cómo la figura de Ricardo Alfonsín, actual diputado nacional e hijo del ex presidente Raúl Alfonsín, va acumulando buenos puntos en su imagen pública.
El problema, sin embargo, sigue siendo que ninguno de los dos candidatos cosecha intención de voto pronunciada como para que se pueda decir, a ciencia cierta, que entran en un ballotage.
Ni Cobos, ni tampoco Ricardo Alfonsín, han logrado quebrar considerablemente la fuerte disputa por el poder que existe entre las diferentes versiones del peronismo.
La licuación del Acuerdo Cívico y Social a poco de crearse significó un golpe difícil de asumir por la dirigencia radical.
La esperanza en un gran arco no peronista, en donde confluyan desde Cobos, pasando por el socialista gobernador de Santa Fe Hermes Binner, el viejo tronco radical, y llegando a la diputada del Ari, Elisa Carrió, parece haber quedado trunca. Incluso ni siquiera la elección de Pinamar los alentó a seguir en la construcción de ese espacio, ya que todos esos partidos sumados, apenas si llegaron al 38 por ciento de los votos para aportarle a la radical Mercedes Taurizano, frente a las dos versiones del PJ, como fueron Blas Altieri, el sciolista que triunfó con un 46 por ciento, y la candidata oficial justicialista, Rosana Di Pascuale, que consiguió 12 puntos.
Para esta altura, y cuando faltan meses para el segundo aniversario del voto no positivo que llevó a la “fama” a Cobos, en el entorno del vicepresidente pensaban en tener cerrado un frente sólido que enarbole la postulación presidencial del mendocino. Nunca se imaginaron que el retorno a su histórico partido, la UCR, iba a significar andar a los codazos para ganarse de nuevo un lugar, y encima disputar una interna “de riesgo”, con Alfonsín, o tal vez con su coterráneo, Ernesto Sanz.
Mientras el cobismo arregla sus tantos y busca ser indultado en el histórico radicalismo, y con una evidente debilidad territorial, los radicales del viejo tronco aceleran la instalación de “Ricardito.
En el cobismo no se resignan, y si bien siguen la marcha con el plan de retorno al radicalismo, en reserva no son pocos los dirigentes que componen el staff del vicepresidente, que siguen tanteando posibilidades de armados cruzados con el peronista disidente, Francisco De Narváez, y con el titular del Peronismo Federal, Felipe Solá.
Una variable clara del no crecimiento cobista en la geografía radical, se observa en la provincia de Buenos Aires. Julio Cobos, en días del voto no positivo, contaba con el apoyo público de un grupo de intendentes y diputados provinciales reducidos, y esa situación no cambió ni siquiera en una sola incorporación de peso. Algunos dicen que esa situación no está vinculada al liderazgo de Cobos, sino a la interna muy fuerte que existe en el territorio, entre los tres operadores cobistas de más renombre: el intendente de Junín Mario Meoni, el diputado Daniel Katz, y el intendente de Pergamino, Héctor “Cachi” Gutiérrez.

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