Exitosa actuación de Angela Irene en la Biblioteca Popular
Fotos: Jorge López
Organizado por el cantante sampedrino Hernán Montes, quien también actuó y a beneficio de la Biblioteca Popular Rafael Obligado, se presentó anoche Florencia Saliva y la popular cantante Angela Irene. Un espectáculo impecable que recibió el caluroso aplauso del público, además de solicitarle bises. El diputado mandato cumplido Eduardo Polimante le obsequió un poncho antiguo, del alto Perú que tenía en su colección, regalo que aceptó gustosamente la artista.
Angela Irene: «Mi Historia es un cuento de Hadas»
«Mi historia es un cuento de hadas -dice primero-. Mi apellido es Gola (garganta), por eso no podría ser otra cosa que cantante», larga un rato después.
Cuando ganó el Festival de la Canción de Cosquín, en 1977, se hizo un lugar en el ambiente folklórico. Desde entonces viene siempre a este festival. Se la puede ver en el escenario mayor o en alguna peña local, y ahora, con un nuevo disco bajo el brazo. Todo un acontecimiento para una cantante que ha sabido entregar calidad interpretativa pero sólo tiene registradas y publicadas algo más de treinta canciones en unos poquísimos discos editados desde aquel debut en esta ciudad, 31 años atrás. Irene Angela Gola se llama. Es decir: Angela Irene, según la bautizó Mercedes Sosa cuando dijo que Gola le sonaba a apellido tanguero.
¿Y cómo es aquello del cuento de hadas? Esta pampeana que no tiene problemas en confesar su edad para quienes quieran sacar cuentas («empecé a cantar hace 42 años, cuando tenía 12», dice) arrancó en una banda de jazz que necesitaba a una persona que cantara los temas beat (canciones de los Beatles y las que se escuchaban en el festival de San Remo). Durante cuatro años cantó en carnavales de su provincia natal y de las vecinas. Cuando tenía 16 o 17 se aprendió un par de temas de folklore. Así arrancó, y un día, en 1974, Mercedes Sosa la escuchó y se la llevó para Buenos Aires. Enseguida conoció al productor Santos Lipesker, quien le dijo: «Está contratada».
Grabó una serie de canciones que nunca se editaron. Luego la convocaron para ese Cosquín de la Canción. Tiempo después publicó Ariel Ramírez presenta a Angela Irene, y después, Cantora de Yala , al que considera su mejor disco. Más tarde, el tercero, que lleva su nombre, y recién ahora lanza, Soy .
Es en una peña próxima a la plaza Próspero Molina donde esta cantante habla de su vida y de su flamante disco con comentarios que parecen, en algunos casos, declaraciones de principios y, en otros, maneras de entender la vida y la música. Veamos.
«En 1977 se produjo una magia. Gané el premio técnico del jurado y el del público. Desde entonces vengo siempre a Cosquín. Siempre tengo buenas fechas para cantar.»
También dice: «Canté con todos los que admiré en mi vida. No con Atahualpa, pero lo conocí. Mi función ahora es pasarles la posta a los chicos. Hoy me siento referente de los más chicos. No se necesita ser famoso para ser referente. Tengo esta obligación porque tuve la suerte de haber tenido los consejos de Tejada Gómez, de Lima Quintana y de músicos maravillosos. No sólo los conocidos». Y sobre su nuevo disco asegura: «Yo ya no tengo que dar examen de afinación. Me preocupé y lo di en su momento. Lo que estoy mostrando ahora es sentimiento.»
-Pero no sos buena vendedora de tus discos, si tenés uno nuevo pero decís que el mejor fue Cantora de Yala …
-Lo digo por la producción que tuvo aquél. Había un concepto para cada tema. Cacho Valles y el negro Villavicencio escribieron «La tonada jamás morirá». Luego venía Kelo Palacios y me hacía un arreglo para la «Zamba del ángel». También hizo arreglos Oscar Cardozo Ocampo. Un disco así hoy no lo puede hacer una persona que está empezando. Pero este nuevo también es impagable. Porque la gente que participó no tiene precio.
En el disco la acompañaron Luis Salinas, Raúl Carnota, Lalo Romero, Néstor Acuña, Alberto Rojo y Eduardo Spinassi, entre otros. Tiene 17 canciones y una yapa, la «Zamba del carnaval», en la que está acompañada por Pedro Aznar y Domingo Cura, un bonus rescatado de un disco que Irene registró hace algunos años pero que no pudo publicar porque se presume que los másters fueron borrados cuando se desmanteló el estudio donde fueron grabados.
«Con Luis Salinas nos debíamos una grabación desde hacía veinte años. Con Spinassi, todo eso que tocamos en muchos años de trabajo, en esos espectáculos con Domingo Cura y Eduardo Lagos. Nunca los grabamos por esa sensación de eternidad que uno tiene cuando es joven.»
-Y ahora, te despachaste con 18 canciones…
-Sí, por las dudas de que no vuelva a grabar [se ríe].
Por Mauro Apicella para La Nación